Decir que desde hace 60 años la empresa COOPAR es el pulmón económico de Lascano no es otra cosa que recoger un dato de la realidad. Iniciada como cooperativa en 1961, y transformada en sociedad anónima en 1980, COOPAR es mucho más que Blue Patna, "el del óvalo y el cocinerito". El acta fundacional data del 21 de mayo de 1961, siendo reconocida como cooperativa el 30 de noviembre de ese año. Su primer Directorio fue presidido por Francisco Gigena, a quienes acompañaban Jaime Serralta como vicepresidente, Aníbal Saglia como secretario, Armando Silva como tesorero y Walter Guadalupe como vocal. Tras toda la tramitación de documentos, la empresa quedó operativa en 1964, comenzando a levantar sus instalaciones en Lascano, lo que vino a dinamizar esta localidad, cambiando por completo el perfil socioeconómico de su población. Los productores independientes que conformaron el núcleo inicial de COOPAR debieron plantearse una agresiva estrategia comercial que les permitiera su continuidad como tales. Sin otra opción que el mercado exterior, y sin acceso a las plazas tradicionales, debieron derivarse hacia los centros de consumo selectivos. En el interín hicieron su aparición los granos patna, resultantes de las experiencias que en materia de genética realizaron investigadores norteamericanos. Aparte de sus condiciones morfológi-cas, tipo longíneo, la nueva variedad patna reunía muy particulares ventajas de consumo, que la impusieron rápidamente en las estructuras sociales de mayor poder adquisitivo de los países desarrollados. COOPAR, que por entonces poseía uno de los más sofisticados equipamientos industriales, producto de la tecnología alemana y japonesa, asumió la iniciativa de introducir al país las semillas madre de arroz patna, entre otras, procedentes de Estados Unidos, y que sometidas a los más meticulosos tests de manejo y aclimatación en sus plantas experimentales propias, durante tres años, aportaron finalmente la materia prima destinada a la explotación comercial. Tales medidas supervisadas por un especialista extranjero incluían, mediante convenios con la Universidad de la República, la formación de técnicos especializados en el cultivo arrocero y el adiestramiento de los productores en las más avanzadas técnicas agrícolas, las que condujeron a un significativo incremento del rendimiento de producción (virtualmente duplicado) y la consecuente expansión de áreas de cultivo, en respuesta al importante resultado económico. Simultáneamente, el Departamento de Negocios con el Exterior de la empresa afianzó plazas compradoras allende fronteras, en paridad de competencia con las calidades más sobresalientes del mercado mundial. En el entorno de esta concepción netamente exportadora surge espontáneamente la demanda del mercado interno de un producto puesto a la venta exactamente en las mismas condiciones que se exporta.
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